jueves, 29 de agosto de 2013

los movimientos desembarazados

Kant, el filósofo del idealismo trascendental, proyecta una claridad insospechada en su breve texto ¿Qué es la Ilustración? (1784). Quiero decir, que a diferencia de lo que ocurre con un mamotreto como el de la Crítica del juicio (1790), se le entiende. Amén de que inspira. ¿Por qué, tres siglos después? De hecho, porque el temor de pensar por cuenta propia sigue siendo parte de la realidad humana.

Observa Kant que la pereza y la cobardía son causa de que una gran parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo. Y que, la Ilustración, por el contrario, opera como una fuerza que remece. ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!, le dice a la especie. Una arenga que se desliza a contracorriente de la educación, fuerza de un ritmo más bien lento y que no invita a la aventura.

La educación sugiere descansar la cabeza en el hombro de los tutores. Entontece, al punto que la imagen que la representa es la de un rebaño. ¡Resulta tan cómodo no estar emancipado! De allí nuestra falta de iniciativa para adoptar movimientos desembarazados, razón del título del post  (nada tiene que ver con el aborto, por siaca). Y así. La Ilustración requiere sólo libertad. Sin negar la paradoja: los gobiernos necesitan también el automatismo de sus ciudadanos. Son evidentes las situaciones en las que, en nombre del orden público,  hay que dejarse dirigir. 

Me pasó ayer. Comprobé que nos dejamos llevar. Vuelo 807 de Taca Airlines. Salida de Lima con destino al Cuzco a las 11.45 am. Allá en el cielo entonces,  una hora completa de vuelo cuando la flight attendant  hace un anuncio: Con un cielo tan cerrado es imposible aterrizar. Daremos una vuelta de quince minutos cerca de la ciudad imperial. Bueno, pensé, pero al cabo del tiempo previsto, atenta ante cualquier nuevo mensaje, porsupuesto que como el resto de pasajeros, oigo el poco grato anuncio: lo lamentamos, pero tenemos que  regresar al aeropuerto de  Lima. ¡Gulp!

Deduzco hoy, por lo leído en la prensa, que a los pasajeros de LAN no  les pasó lo mismo. Sus aviones cuentan con un dispositivo satelital que les permite aterrizar con lluvia. No sé cómo quedará en pie Taca ante semejante afirmación. Tampoco el por qué nos lanzaron al aire, casi al espacio como a la perra Laika, si un vuelo anterior de la misma compañía estaba ya regresando a Lima. ¿Qué hacer ahora  que he dejado el rebaño? Si pienso por cuenta propia, no encuentro la lógica del riesgo. Por cierto: las ganas de ver pronto el ombligo del mundo, se me han ido. ¿Cómo encajo mis usuales movimientos desembarazados?

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