miércoles, 7 de agosto de 2013

nombres, aves

Poe, cien veces Poe. La sombra del indescriptible William Wilson te acompaña más que el Cuervo, un poema, a tus ojos, incomprensible. ¿O tal vez lleno de tristeza? Dejaste  de sentirte diáfana en materia de apreciaciones literarias. Quien sabe por lo mismo, has trastocado tu lado nefelibata. ¡Ja! Te veo montada en un helicóptero tan rojo como la herida que me has hecho. ¿Cuando terminaràs de darte cuenta? El avestruz es  un ave, pero no vuela. Te aseguro que ya no apareces en mis sueños,como el pájaro azul del cuento. Eso, aunque me golpees con una piedra, una estructura pequeña pero maciza. Asì y todo, me dueles. Abundante dolor. Por dios, abundante. 
Este fue un ejercicio de escritura creativa. Los presentes lanzaban palabras sueltas y el profesor, sin advertir de que iba todo ello, las iba anotando en la pizarra. Al tèrmino de la rueda de intervenciones dijo: ahora a enhebrarlas. Cada quien completò entonces el ejercicio. ¡Pariò Paula! 

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