domingo, 8 de diciembre de 2013

Oración por un comunicador


  Se alucina comunicador y terapeuta. Dice que su programa nos pone en contacto con el sufrimiento de la mujer peruana. Con su catarsis. El entrevistador sabe incluso, cuál de sus invitadas derramó más o menos lágrimas en el set.  Como al emperador del cuento, lo veo enfundado en un traje invisible. Un made in: yo soy el hombre de mi vida, con accesorios del conocido cierra bocas: lo que le gusta a la gente.  ¿Será que al término de su programa clava la aguja sobre la almohadilla y se quita el dedal? ¿Planea allí mismo, el siguiente desaguisado?

Me gustaría que una mañana cualquiera, el broadcaster de la banalidad after-pop levantara sus ojos para mirar hacia arriba. Me encargaría yo de la producción, y así como flotan en el espacio las figuras de Chagall, allí, en el lugar de las aves, colgaría un par de libros: Ética a Nicómaco de Aristóteles y Brief history of thought de Luc Ferry. Amén.

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