Plan: una matinal de domingo. Motivo: la presentación de una academia de baile en el
Centro Cultural Ricardo Palma de la Municipalidad de Miraflores. Pensé
que iba a darme con un programa de coreografías cumplidoras. En general, con una muestra de la buena voluntad con
la que los profesores de ballet suelen guiar a sus alumnas. Los papás inscriben
a sus hijas en una academia, las niñas van a clases y en la presentación de fin
de año, todos aplauden.
Podría ser diferente, dije después. Recordé que
Noam, la nueva academia de danza, había reunido a un grupo de niñas y
jovencitas que tenían una singular pasión por el baile. Por otro lado, me puse a pensar en el instinto para la coreografía de Alejandra
Sánchez, su directora. Es indiscutible. ¿Cómo no iba a demostrar lo que quiere decir guiar a sus alumnas por el camino de la
interpretación? Aparte de tener en cuenta, lo que es necesario para que el público mantenga su atención en el escenario.
Me quedaba una duda. En la interpretación de
ritmos populares, ¿funcionaría agregar a los disciplinados y prometedores
movimientos infantiles un ir y venir de cinturas y caderas al estilo de la
tele? ¿Qué hay cuando las niñas hacen de gatitas sexys?
La realidad recargó mi mirada.
La técnica y la gracia de las jóvenes me libraron del temor a los gestos torpes. Visto en conjunto, el programa de Noam confirmó que la danza no tiene por qué subirse a una torre y
alejarse de la vida. Una acierto fue poner a una clown, que derrochaba gracia y sentido escénico, a cargo de la presentación. Más de una decena de piezas de géneros variados, estuvieron precedidos por sus comentarios.
Sobre los
protagonistas. Fueron quince alumnos y alumnas de la academia, no había sólo
mujeres; y grupos profesionales invitados. Pedro Ibáñez y Raúl Romero, dos
destacados bailarines del medio, mostraron lo suyo no sólo como
coreógrafos, sino como acompañantes sobre el escenario. Dos coreografías de
Ladies Latinas, agrupación que participa esta semana en el Miami Salsa Congress, dejaron
azúcar en el escenario y otras dos de Free Style sorprendieron por su soltura. Hubo también un acto de magia. Nelson Alonso puso su nota de ilusión y carisma.
¡Lo que se necesitaba! Librarse del
acartonamiento. La clown se dirigió al público para comentarle aspectos
puntuales del papel de los padres en la educación artística. En otros momentos,
acercó el micrófono a la boca de los intérpretes. Los bailarines también pueden
hablar, sobre todo cuando de lo que se trata es de compartir su sueño.
Quisieran que el cielo de Lima se llenara de nuevas estrellas del movimiento.
Qué alegría. Veo a través de Noam, que apenas tiene unos
meses de formada, un futuro distinto. Una academia, en la que con dedicación y paciencia, germinarán nuevas figuras de la danza. Felicitaciones al grupo
humano detrás de la producción y a Alejandra. Dos recomendaciones: tengan la puntualidad como lema y pónganle más empeño al dibujo de la niña que los represente en un próximo programa.
Totalmente de acuerdo! Una acotación... Resaltaria yo también, la "genialidad" de la maestra Alejandra Sanchez quien supo matizar su presentación integrando la magia en un número de baile, logrando una mayor presencia de ese grupo de niñas en escena. En general, todo lo pensó, todo lo elaboró en su punto justo para darle el valor a cada ba ile, a cada elemento, a cada participante, a cada segundo de su presentaci ón. En una palabra, estamos frente una gran PROFESIONAL.
ResponderEliminarAle es brillante. Tiene mucho ¡ja! (y duende).
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